Código penal juvenil. Con la agenda de la derecha

El nuevo código penal juvenil apunta a modificar las sanciones y penas a los menores.

Con este nuevo proyecto, podemos afirmar que la campaña mediática impulsada por los partidos de derecha ha tenido éxito, estableciendo un signo de igual entre juventud y delito. Aunque este signo de igual haya sido sistemáticamente cuestionado, por distintas organizaciones e investigadores que estudian la criminalidad en la juventud.

Entre los elementos más destacados de este código penal se encuentra la duplicación de las penas a los menores que cometan delitos graves. Es decir, el niño o adolescente podrá estar hasta 10 años privado de libertad (alrededor de la mitad de su vida) y se mantendrán también sus antecedentes penales cuando cumpla la mayoría de edad.

Partimos entonces desde una concepción donde el delito, y la inseguridad no son parte inherentes al Estado y al orden social establecido, sino que son obra de niños y adolescentes marginados, a los que hay que castigar.

De este modo, el gobierno pone una perla más en su collar represivo, y pretende desligarse de su responsabilidad como generador de la inseguridad ciudadana y del delito de los menores.  Es importante visualizar las condiciones materiales en las que vive la juventud de nuestro país: más de 137.000 jóvenes no estudian, ni trabajan.  La deserción estudiantil es cada año más significativa en liceos públicos. La precarización laboral, la flexibilización, las tercerizaciones y el trabajo en negro y los bajos salarios afectan principalmente a los jóvenes. 800.000 trabajadores ganan menos de $14000 y tenemos un salario mínimo nacional de $7920.

Entre la baja de la edad de imputabilidad que plantea la derecha y las medidas que impulsa el gobierno con el nuevo código penal juvenil, (junto a las razzias en los barrios pobres, las infiltraciones a las movilizaciones, la detención  arbitraria de manifestantes) hay una línea muy estrecha de diferenciación, pero ambas apuntan a la criminalización de la juventud. Los jóvenes de los sindicatos y gremios estudiantiles que impulsan la campaña por NO A LA BAJA deben incorporar este debate.

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